Palabra griega formada por el prefijo “quiro” que significa mano y “podos” que significa pie. De esta forma denominamos a un conjunto de técnicas manuales para tratar las durezas y callosidades, que son las dolencias que mas afectan a los pies.
En la quiropodia, el podólogo hace una revisión completa del pie, empezando con una inspección visual de toda la piel y sus anejos (las uñas). Es muy importante ya que podemos sacar mucha información:
- estado de la piel: si está seca, macerada, callos, durezas, fisuras o heridas, úlceras…
- Uñas: grosor, color, forma de crecimiento, lineas o rayas de la lámina ungueal…
- Presencia de lesiónes de la piel: verrugas/papilomas, lunares, nevus, o cualquier tumoración sospechosa.
Normalmente se continua con un corte y fresado de las uñas. Después se abordan los callos y durezas deslaminándolos con un bisturí y se acaba con una exfoliación suave de la piel en las zonas mas secas y aplicando alguna crema hidratante.
Todo el instrumental debe ser estéril y utilizado únicamente para este paciente.
Si coexiste alguna alteración mas de interés, se le aconseja al paciente una exploración mas profunda, como puede ser un estudio biomecánico, alguna radiografía, analítica, cultivo etc…
Fundamentalmente se tratan:
- Hongos de las uñas.
- Pie de atleta.
- Verrugas.
- Uñas encarnadas.
- Hiperhidrosis/Bromhidrosis (exceso de sudor y mal olor).
- Pie diabético.